Archivo diario: 25 julio, 2012

CRÓNICA DE UN PASEO DE DOMINGO

A una semana de la desaparición y muerte de dos jóvenes, el aparato estatal de la provincia se mueve al compás de la temporada turística y, en consonancia con las empresas correspondientes, haciendo un marcado aprovechamiento de la sensación ocasionada en la opinión pública.

PAN Y CIRCO

Figurare a continuación el aprovechamiento político-empresarial de la desaparición y muerte de dos pibas, hablo del caso de Yanina y Luján. No deseo sonar sensacionalista, pero es una necesidad alarmarnos ante lo concerniente. De hecho creo que los que utilizan el sensacionalismo con intenciones individuales e inescrupulosas resultan ser el gobierno de la ciudad y de la provincia de Salta, que a partir de sus prácticas, como la que brevemente describiré, adhieren a  su idiosincrasia política decisiones de tintes neo-liberales, que posicionan a la oligarquía  dominante en una suerte de tradicionalidad neo-conservadora.

Llegué indignado, y creo que me iré con ese ánimo multiplicado. Caí convencido de que sería parte de un festival en reclamo de los numerosos casos de denuncias sobre desaparecidos cuyos procesos legales, o sea las investigaciones correspondientes a la justicia local, son dudosas, poco claras, un poco vergonzosas; un seguimiento mediático de dicho parámetro de fenómeno social en la ciudad de salta permite entrever un marcado problema: el sistema judicial está, gracias a sus propios medios, embarrado en todos sus niveles. Desde la policía, cuyas prácticas son represivas y están pre constituidas por la experiencia dictatorial de los setenta y por hoscos financiamientos, hasta ciertos fallos de ciertos jueces, o ciertas investigaciones que no pasan de ser expedientes (1).

Cuando los desaparecidos aparecen muchas veces los casos son estancados por procesos legales, por ejemplo la carátula de suicidio pone una pausa indefinida en cualquier investigación; más aún si agentes de la fuerza pública, o personas “poderosas”, están implicadas, en mayor o menor medida, en lo sucedido con Yanina y Luján.

Ahora un escenario, instalado entre el cabildo y la plaza 9 de julio, lleva el nombre de Luján Peñalva, joven artista a la que le toco la desgracia de turno.  Y el estreno del nuevo nombre de esta fría estructura metálica ha quedado en manos de la tercera edición de “Salta de fiesta”; espectáculo promocionado por el gobierno de la ciudad  y de la provincia de Salta, y cuya superestructura está claramente dirigida a generar un espacio de concentración y entretenimiento para los turistas. Estamos a 22 de julio, y las vacaciones de invierno están en su apogeo. He aquí el producto, la multiplicación de mi indignación.

Al escenario lo adornan carteles del gobierno de la ciudad; la empresa “SLA Entertainment Productora de Eventos” tiene su lugar en la delantera escenográfica, a costo de convocar con la tragedia; Valenzuela, el “chico malo” que se viste de traje para trabajar (CUAK), pequeño productor mediático local, conductor de un monológico show matutino radial que se emite por su frecuencia, que además oficia de mobilero en uno de los noticiosos más vistos de la ciudad, también tiene su rodaja: está conduciendo el show musical que nos vende “pan y circo”, como le gusta decir a él. Desde aquí le ponemos a Valenzuela nuestro manual estilo de la ética profesional que debe tener un periodista, que trabaje con los zapatos acordes al camino que dice caminar, comprometidos hasta el cuello y sin que una moneda caiga en nuestros bolsillos.

¿Este aprovechamiento político empresarial es una muestra clara de la estafa a la que se somete a la sociedad civil salteña de parte de los partidos políticos que tienen en sus manos el aparato estatal, en consonancia con las empresas correspondientes? En este caso una “productora de eventos” desplegándose en plena temporada turística y en la plaza central; o el ejemplo antes tratado con la monada sobre la suba del boleto, dónde los implicados serían el ente regulador de los servicios de transporte, la AMT, y la sociedad anónima estatal (¿?) que nuclea a los empresarios del transporte público, la famosa SAETA.

Para concluir recalcaré, a modo ilustrativo, las dos grandes problemáticas que se expresan, entre muchas otras y a mi entender, en este espectáculo mediático ciudadano del que tuve la oportunidad de participar y que me defraudó, pues la indignación toma otras perspectivas cuando la hipocresía es general. Por un lado la ineficiencia del sistema judicial a la que ya aludí en el segundo párrafo; y por otro lado una atemorizante e ilimitada falta de ética profesional, formación ciudadana y por ende conciencia social, por parte de los funcionarios públicos del actual gobierno provincial y de la ciudad, así también como de muchos civiles.

 

MUSTAFÁ de la Isla